El Milagro que hacemos en el Jánuca
Cuando, creados los cielos y la tierra, esta se hallaba desolada en la oscuridad ..., Di-os dijo ¡Que haya luz!, y hubo luz.
El Jánuca es una festividad de luz de los milagros que dura varios días en esta época del año.
Fueron
los grandes maestros espirituales del pasado lo que con sus acciones
abrieron los viaductos de luz que conectan nuestro plano físico con
otros planos superiores, cuya luz ingresa a nuestro mundo físico.
En
estos días de Jánuca se abren nuevamente estos canales luminosos a los
que podemos sumarnos añadiendo luz y encendiendo la luz de los milagros
en nuestras vidas y en el mundo. Así, tenemos la oportunidad valiosa de
conectarnos con la luz primigenia del Creador de la Luz.
En Jánuca podemos generar milagros, y no sólo los que se ven, sino los más importantes, aquellos que son invisibles.
Luego
de la destrucción del templo, siglos atrás, se establecieron las
acciones para que nosotros podamos traer esa luz espiritual.
En
aquellos tiempos se encendía un candelabro con aceite, generando una
luz de gran poder espiritual. Así, hoy también podemos repetir estas
acciones que nos permiten atraer esa luz de milagros.
Hemos de comprender que al encender estas luces durante un tiempo aproximado de media hora también estamos absorviendo su luz.
Cuando
las encendamos debemos pensar en la gran luz espiritual que estamos
atrayendo y generando. Es importante comprender este principio de la
Kaballah.
Asimismo, debemos entender que cada uno de nosotros
podemos producir milagros. Si nosotros visualizamos algo que queremos
ya existe y sólo nuestra negatividad nos impide alcanzarlo. Por lo cual,
debemos comprender que un milagro nos permite elevarnos por sobre esa
negatividad hacia una dimensión mayor.
Con la
festividad del Jánuca, que dura ocho días, elevamos la Binah, que es esa
realidad espiritual a donde van a parar todos nuestros buenos deseos y
bendiciones. Así, llegan a nuestras vidas cambios positivos imprevistos y
una regeneración en nuestras almas.