viernes, 25 de julio de 2008

Bienvenido

Cuando tenía 16 años llegué a Israel por primera vez. No sabía ni una sola palabra en hebreo. Durante un año casi permanecí en un silencio total por miedo a decir una palabra inadecuada y por otros miedos más. Al año me animé a hablar y despacito aprendí el idioma que hoy creo que manejo mejor que el español. Es un hermoso idioma y sé que asusta al principio tanto como el país, pero nada se parece a los atardeceres de Jerusalem.